Yoriento ha presentado en una entrada una adivinanza que yo recibí hace ya unos meses:
Una mujer, mientras asistía al funeral de su madre, vio a un hombre que no conocía. Pensó que ese era el hombre de su vida, tanto que se enamoró de él en aquel momento, pero no le pidió ni nombre ni teléfono y ya no pudo verlo de nuevo. Unos días más tarde, esta mujer mató a su hermana…
PREGUNTA: ¿Por qué la mató?
Nunca quise saber la respuesta correcta porque la pregunta me llevó a fantasear, elucubrar y escribir una historia. Nunca, tampoco, llegué a saber las posibles soluciones estándares que, al parecer, permitían hacer una análisis de la personalidad en función de tu respuesta. La amiga que me envió la adivinanza se avino a no contarme las soluciones y se declaró incapaz de clasificar mi personalidad. Esta es la historia por la que yo expliqué el enigma:
La mujer de madre muerta no recordaba que tuvo una hermana mucho mayor que ella y de la cual nunca se hablaba en casa. Ni siquiera sabía que existía. La historia de esta hermana era truculenta, como todas las historias no contadas. A los 14 años se escapó de casa después de una paliza de muerte de su padre cuando la encontró en su habitación, vendándose los senos apretadamente y poniéndose algodón en las calzas para rebajar sus prominencias femeninas y aumentar el tamaño de su ficción masculina. Rehizo su vida en función del sexo que no le deparó el destino. Vivió el resto de su existencia como hombre libre. Cuando supo de la muerte de su madre no pudo evitar presentarse en el funeral, en un discreto segundo plano, vestida, perdón, vestido, elegantemente de duelo; con el bigote, que las hormonas de pote le procuraban, bien cortado; con un sombrero cubriendo su pelo al cepillo. Resultaba un hombre, sin duda, extrañamente hermoso, con la belleza de lo singular y con la rareza de lo bello de verdad. Su hermana quedo prendada de aquel hombre hermoso. Quizá, además de la atracción por lo bello, algo tuvo que ver un atávico imán entre criaturas de la misma sangre.
Fue él, su hermana, su hombre soñado, el que se acercó a ella unos días más tarde ¿Porqué lo hizo? Porque todo el mundo hace tonterías cuando la muerte, la familia y el sexo rondan en busca de un desastre. Y, como tantas otras veces, lo encuentraron. Quiso ella, hombre franco, acercarse a lo que restaba de su familia, recuperar una unión perdida con la única persona con quien compartía la sangre y nada más. En cierto modo, su hermanita era su familia en estado puro, sin conocimiento que mediase en la relación, sin más razón que pertenecer al mismo clan.
Hubo encuentro. Hubo atracción. Hubo, por supuesto y en consecuencia, mentiras y ocultación. Hubo remordimiento y finalmente hubo franqueza, tardía, claro, y hubo incredulidad, rabia, frustración e ira, una ira que se desencadenó en una cuchillada, en otra cuchillada, en tantas cuchilladas al cuerpo extraño y bello de una hermana que fue querida como no se debe y que fue odiada breve pero fatalmente.
Odiada breve pero fatalmente…
Como me gusta cuando le metes a la literatura.