Echo de menos la pizarra. Ando experimentando con wikis, zohos, google docs y cosas doscero. Anoto en twitter, chateo. Dibujo flujos y esquemas en aplicaciones especializadas. Diagramo proyectos. Garabateo papeles y libretas que después escaneo y uso en documentos. Qué guay, sí. Pero echo mucho de menos la pizarra. Cuando me levanto y me aparto del monitor y doy vueltas y pienso, necesitaría una pizarra para dibujar, rayar y a borrar a manotazos.
Necesito que sea de esas verdes, minerales, quiero mucha tiza blanca y unas pocas de colores y un borrador de fieltro gris con mango de madera sin barnizar. 
Que cuando trace lo que pienso en la pizarra se levante polvo, mucho polvo, y alejarme de la pizarra con la ropa blanqueada. Que cuando escriba, de pie, en la pared, cada trazo empiece con un sonido de golpe seco y siga con el ruido del roce de la tiza en el tablero.
Quiero una pizarra cuando explico algo, y que le den al pouerpoin, y que si alguien no atiende o se distrae, tirarle un trozo de tiza y, si se pone pesado, hasta el borrador.
Que la echo de menos, vaya.
Por mucho que compartamos digitalmente, tengo la sensación que, en realidad, ando en busca de una pizarra tremenda que recoja mis trazos y los trazos de los colegas con los que pienso. No es que me haya dado por una crisis de esas de cualquier-tiempo-pasado-fue-mejor, no. Es que creo que aún no hemos conseguido sustituir a ese invento.
Y detesto profundamente a las pizarras plástico-metálicas, con esos rotuladores de colores planos que siempre están agotados y secos o a punto de secarse en mitad de un trazo, tan delicadas ellas que necesitan de rotuladores especialísimos y que se deben borrar con toallitas para bebé.
Donde esté la piedra verde y la tiza blanca…
Urbanita para toda la vida, fugado en una isla mediterránea; filósofo y letrado que mola más que psicólogo, de apellido, social que, en mis tiempos, era una especialidad. Entre tanto título genérico me quedé con un perfil polimórfico y más bien metodológico. Desde la enseñanza a la consultoría, pasando por la estadística, la creación de [...]
Ahí las dao… los veleda son los asesinos de la didáctica¡
Només fa 5 mesos que faig classe, he emprat totes les possibilitats rudimentàries i tecnològiques que hi ha al meu centre, fins i tot eixes pissares interactives que només serveixen per fer un poc de show, i una de les primeres coses que he aprés ha estat aixó precisament, no hi ha res com la pissarra de tota la vida.
Joer, si que se te ve nostálgico. A mí se me ocurre un nuevo proyecto 2.0, la pizarra virtual que simule a la tradicional pizarra verde. Que imite lo del sonido, el trazo, el borrador,…lo del polvillo blanco y tirarle la tiza al que ande incordiando, tendrá que esperar para la 3.0.
Saludos
Nostálgico no, ekaizen, al pan pan y al vino vino, oye, que esas porquerías de pizarras modernas no valen para lo que se diseñó la original ni de lejos. Ya las hemos probado, como explica la nostra aprenent de mestre, y son un asco y te joden el discurso cuando empieza a desvanecerse el trazo, el otro rotulador también está seco y tienes que ir a buscar otro vete tú a saber dónde. O le metemos tecnología a lo bestia, o no hay quien sustituya a la piedra y la tiza. La wiki está muy bien, pero sería la leche si pudiésemos dibujar en ella y que la pantalla fuese una pared entera ¿o no? Lo de tirar la tiza y hasta el borrador eso no sé yo cómo se va a conseguir con tecnología ¿un puntero láser que produzca comezón?