Tengo mal de muelas. Un horror. De aquí a unos minutos no tengo más remedio que ir al dentista. Un horror. Y pensando en esa profesión, he recordado esta escena de la película de Pilar Miró, Tu nombre envenena mis sueños, basada en una novela de Joaquín Leguina. La vi hace muchos años y no sé si aguantaría una revisión, pero Emma Suárez y Carmelo Gómez tenían muy buena química y valía la pena verlos.
A lo que iba. En esta escena, los personajes que interpreta esa buena pareja de actores están tonteando. Él trata de quedarse con ella un tanto ingenuamente, con su erudición matemática, y ella se muestra interesada y va a lo que le importa, a hablar de él. Él es policía, ella una chica de casa muy bien. El tiempo es la posguerra; el lugar, Madrid y los dos son supervivientes de la guerra, como todos entonces. La frase que me interesa es la del final de la escena: “Es uno de esos trabajos que hacemos mejor los que no nos gusta que los que les gusta demasiado“.
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¿Qué pensáis? ¿Es cierta esa afirmación? Yo creo que sí ¿Se aplicaría a la consultoría? ¿Y a la orientación? A ver si escribo algo sobre eso, pero ahora mi dolor de muelas me reclama. ¡Ah! Y fijaos que ella bebe un Dry Martini (cosas mías).
Espero que a mi dentista no le guste demasiado su trabajo…
Que se mejoré tu dolor de muelas.
En el caso del policia estoy de acuerdo con la afirmación.
En cualquier otro caso, si pienso en actitudes extremas también. Pero la verdad es que solo me encajá la afirmación en un caso como este de los policias, ya que una actitud ardorosa puede ser aqui muy negativa, en el resto de profesiones no creo que encaje mal.
“Demasiado” ya connota un problema por exceso. Es más interesante la idea de que hay profesiones en las que los mejores profesionales son aquellos a los que no les gusta, del todo, lo que hacen.
En general, en las que tratan con problemas o padecimientos, prefiero profesionales no “ardorosos” con capacidad de distanciamiento y de crítica. Una cosa es que te encante resolver problemas, otra es que te gusten los problemas. Puede que sea sutil, pero la encuentro una distinción necesaria.
En cualquier caso, no conocía la película, ni la escena en cuestión y me ha parecido genial.
No sé cuanto resistiría una revisión. Yo fui a buscar esta escena en concreto, pero quizá la vuelva a ver. En su tiempo me gustó mucho, aunque recelaba de que el autor de la novela original fuese un político…