Es curioso esto de “desvirtualizar” gente a la que sigues en su vida digital. En poco tiempo me he encontrado sentado en una mesa (cenando, comiendo, tomando café) con personas que sólo conocía a través de sus blogs y de lo que otros blogs contaban de ellas. Odilas y governance fueron casos especiales porque después de leerles, les oí en conversaciones telefónicas. En el caso de Odilas, fueron muy muy largas y productivas. ;-D . Encontrarme con Maria Jesús y con Javier fue completar la palabra (escrita, hablada) con la imagen.
Hoy he tenido ocasión de tomar un breve café y charlar un poco con Genís Roca y hace poco disfruté de una cena con Alorza. Con ninguno de ellos había cruzado palabra hablada. Blogs, cometarios y tuiteos eran la base de un cierto conocimiento mutuo: palabra escrita.
Por otro lado, con Yoriento y con CumClavis (aka vampiriadeprofundis) la amistad era previa a su re-conociento en sus blogs. No puedo decir que no les hubiese leído (hubo correos electrónicos e incluso algo de intercambio literario y epistolar con Manel). Leerlos después en sus cuadernos de bitácora respectivos me ofrece un re-conocimiento de ellos más reposado y, si no más completo, más… ¿integral? Los blogs tienen ese ritmo propio y continuo, sin las urgencias de los encuentros más o menos breves y con la perspectiva de que habrá otra entrada en poco tiempo. Además, se escriben para un lector anónimo y, así, te acercas a sus autores de una manera distanciada y ajena que enriquece el conocimiento personal y, por lo tanto, singular, que ya tenías de ellos.
La “desvirtualización”, el salto de leer a alguien a verle y hablar con él directamente es algo muy interesante. En la vida “analógica” ves y escuchas a alguien antes de conocer su pensamiento, opiniones y conocimiento. Todo eso te llega poco a poco, en conversaciones y encuentros personales. Pero cuando has leído a alguien en su blog, periódica y continuamente, cuando te han gustado sus artículos y has llegado a pensar que sus ideas y perspectivas coincidían, o divergían de manera interesante e inspiradora, después de reservarle un sitio en tu blogroll, resulta que en el momento de conocerlo… pues ya le conoces.
No sé si resultará igual en un encuentro tipo EBE, donde se hacen analógicas un montón de relaciones a la vez. A mí me va más el tú a tú. En estas “desvirtualizaciones” personales, mesa por medio, es muy curioso como te encuentras con que estás hablando con alguien en quien ya confiabas y a quien aprecias antes incluso de verlo por primera vez.
Claro, como que estamos enlazados, ¿no? (inevitable juego de palabras).
Nada, se me ha pasado por la cabeza. Un placer en todos los casos.
Urbanita para toda la vida, fugado en una isla mediterránea; filósofo y letrado que mola más que psicólogo, de apellido, social que, en mis tiempos, era una especialidad. Entre tanto título genérico me quedé con un perfil polimórfico y más bien metodológico. Desde la enseñanza a la consultoría, pasando por la estadística, la creación de [...]
Placer recíproco.
Estos días estoy leyendo “El gozo intelectual”, de Jorge Wagensber (Editorial Tusquets, colección Metatemas num 97, abril 2007) y creo que habla de esto, de esos momentos en que el cerebro se congratula, y mucho, al descubrir detalles como los que comentas.
Como tu bien dices, ha sido un placer desvirtualizarte. Lo reconozco, pese a las innegables gracias de lo digital, una buena conversación ante una mesa sigue siendo un placer insustituible.
Espero volver a coincidir.
Desde luego, un placer que habrá que repetir.
Es curioso cómo la vida virtual empuja a una mayor y más rica vida “presencial”. Y gastronómica
Pues no he hecho más que pensar en mis propias desvirtualizaciones mientras leía tu entrada. También he tenido la oportunidad de concocer personalmente a varios blogueros, entre ellos a Yoriento, Odilas (mi querida MJ) a David Monreal, José Miguel Bolívar, Mario DEhter, Miguel (perro viejo) entre otros, y la verdad es que cada vez que coincido con algún bloguero más, siempre me voy contento de haberle puesto “cara” a alguien que ya tenía voz, al menos en mi mente.
Muy reflexivo tu post
SM
Creo que nos has hecho pensar a todos en experiencias que han causado sensaciones muy parecidas. Yo lo que suelo sentir en esos momentos es cierta parálisis. Porque te encuentras de repente con un desconocido al que te sientes muy vinculado, y a mi, me ha costado siempre un ratito procesar el re-conocimiento.
REcuerdo con cariño nuestras largas conversaciones previas
Genís, “el gozo intelectual” es uno de mis libros de cabecera. Sé que te gusta Wagensberg, y este es de los mejores. En tu cabeza, va a hacer maravillas.
un ciberabrazo chicos
Me han sonado conocidas las sensaciones de la desvirtualización que describes en este post. Es verdad, es muy curioso encontrarse con un “desconocido” del que sabes más que de muchas personas de tu entorno cercano.
Ya he tenido esta experiencia con la mayoría de las personas que aparecen en el post y en los comentarios: Odilas, Yoriento, Llinares y Genís. Aparte, claro, de Alorza, a quien ya conocía bastante antes de que empezáramos a bloguear.
Me faltas tú, Miguel. Quizás en 2009
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Supongo que esto de las doscerocitas, que no tienen demasiado de ciegas pero generan una parecida curiosidad y ansiedad positiva, acabarán convirtiéndose en encuentros asumidos con cierta naturalidad.
Y preparar un viaje ya incluye de forma casi inevitable consultar los contactos del lugar en gmail, cursar aviso en twitter y postear para generar posibles encuentros.
Eso sí, Facebook sigue siendo el convidado de piedra, al menos para mí.
A mi también me gustaría re-conocer a muchas personas que siento cercanas. Espero que tengamos la oportunidad pronto
Me voy a apuntar a leer el libro de Wagensberg, parece que va a ser un referente. Muchas gracias por compartir esa curiosa sensación y espero re-encontrarme con vosotros de nuevo, y conIñaki y David, por primera vez. Seguro que habrá ocasión y si hay gastronomía por medio, Alorza ¡¿qué más se puede pedir?
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En este re-conocer, estamos demostrando que somos de otra generación. Conectamos. Lo hacemos por otros medios que antes no utilizabamos, pero finalmente necesitamos tocar con el dedo para ver si aquello es real.
Un placer conectar y sobre todo conocer a personas que seguramente no hubieses conocido a no ser de haber utilizado estos nuevos medios.
Por cierto has utilizado como titulo del post mi palabra capicua favorita y es que da igual si nos conocemos primero por un lado o lo hacemos por el otro, lo importante es la conexión.
No había caído yo en que era capicua, Javier. Eso la hace una palabra muy perfecta ¿no?
Mi primera experiencia desvirtualizadora fué frustante: tenía delante a fernand0 (que organizaba la charla) y al maese Julen (que era el ponente) en la Facultad de Informática de Zaragoza hablando de wikis y me entró el síndrome preservador de la imagen digital. O sea, anónimato total y poco 2.0 realmente. La segunda fué más ‘colaborativa’.
Nos leemos
Je! Espero que si coincidimos no nos dé un ataqué como ése a ninguno de los dos
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