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Saber cocinar

Arros amb moixernonsEntre chirimbolos electrónicos, internetes y demás cachivaches conceptuales o circuitados uno recupera de vez en cuando el placer de cocinar. Supongo que lo único que hace sombra a las innumerables webs de cocina es el dichoso GTD (con perdón del ansia productiva imperante y de los colegas getedistas ;-) ). A mí me gusta cocinar y, la verdad, no se me da mal, aunque, en los tiempos que corren, simplemente cocinar parece hazaña de artista superdotado. En cuanto te marcas un arrocito florecen los elogios de multitudes agradecidas. No es virtud propia, es, más bien, defecto ajeno.

En eso estaba, cocinando, cuando empecé a pensar en qué debería de ser eso de “saber cocinar” y, claro, me venían más ideas relacionadas con lo que no es saber cocinar que con la sabiduría culinaria en sí. Veréis.

Desde luego que saber cocinar no es seguir una receta al pie de la letra, gramo a gramo y segundo a segundo. Las recetas son ilusiones mecanicistas que uno debe resolver a su manera. A la que aplicas la receta al dedillo, las condiciones ambientales te traicionan y envían el guiso a la mediocridad o, a lo peor, a tomar viento. La ilusión de control que proporciona la receta es un espejismo que los fogones de cada uno se encargan de romper.

Reconozco, sin embargo, que artilugios industriales como las termomix crean escuela y, con ella, sus acólitos inquebrantables. Es ésa una máquina para salvar recetarios algorítmicos. Tiempos, pesos y temperaturas se ordenan y desfilan en el cazo tecnológico garantizando unos resultados seguros; seguros, grises, impersonales y homologados. Muchos que no saben cocinar han visto salvadas sus mesas gracias a esta máquina y como todo salvador, crea religión.

Cocinar, de verdad, es un ars combinatoria que bien puede colocarse junto a otras más nobles como la música, aunque, desde luego se trata de una arte mucho más humilde, como toda práctica útil. Son estos saberes, los útiles, los que más agradecen ser adornados con una pizca de estética. Nunca será lo mismo engullir que comer, devorar que paladear.

Así que saber cocinar, en mi opinión, es saber adaptarse a lo disponible. Abrir la nevera y hacer una sencilla fiesta con las sobras. Las mejores cocineras siempre fueron esas abuelas que aprovechaban cada alimento, cada sobra para alegrar a los suyos. Eso es saber cocinar. Tengo un amigo que cocina muy bien, excelentemente (¡ay, la excelencia!) , pero para cada mesa puesta necesita de horas y horas de compra y de toda una jornada de preparación. Con perdón de los gourmets, eso, para mí, no es saber cocinar, eso es un despropósito anecdótico, una exhibición preciosa, sí, una verdadera fiesta, toda una experiencia; pero me sigo aferrando al saber cotidiano, al saber de cada día, a esa cocina de tarde de domingo entre pucheros que nos evocaba @arati.

En fin, una meditación a lo tonto mientras me muevo entre otros fogones, cociendo propuestas y proyectos ¿Qué tendrá que ver todo eso con la consultoría? ¡Bah!

A ver como etiqueto esto…

[La imagen es de un arrós amb moixernons, plato rico y sencillo donde los haya]

Publicado en #redca, Arte, Artesanía, Consultoría, Vida ilustrada.


10 Respuestas

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  1. José Miguel Bolívar dijo

    No sé si las ganas acumuladas de leerte después de tan larga ausencia, o simplemente lo sustancioso del tema (y lo acertado del tratamiento), pero desde luego te ha quedado “al punto” y ha sido un placer paladearlo :-)
    Por cierto, tiene mucho que ver con la consultoría. A fin de cuentas, cocinar es un arte. Y cocinar sano es…
    .-= En el blog de José Miguel Bolívar… Desarrollo Organizacional: Recursos Humanos y Redes Sociales =-.

  2. Anna dijo

    Se me ha quedado el delantal a medio atar al descubrir el post. ¿Qué tendrá que ver con la consultoría? Como no sea por lo de cucheretear con cariño sólo lo justo y necesario: que no se pegue el arroz, pero que tampoco quede pastoso… ;-)
    .-= En el blog de Anna… Construir per elecció =-.

  3. arati dijo

    ¡Coincido con JMBolívar en las ganas de leerte después de tan larga ausencia! Y por supuesto coincido -por alusiones- en la esencia y el aroma del post.
    Una cocina no es un altar y no conviene pasarse de ortodoxo con la liturgia.
    Además de por las variables ambientales que mencionas, porque es una pena perderse la cocina como centro y calor de la casa, con cervezas de apoyo e incluso charlas relajadas. Salen bien los platos cocinados con placer, mientras se improvisa con lo que hay, como en una pieza de jazz.
    .-= En el blog de arati… Mantén sucia la estrofa =-.

  4. Odilas dijo

    Qué sabroso!..Una buena receta para “volver” :)
    .-= En el blog de Odilas… Proyectos de Verdad =-.

  5. Miquel Rodríguez dijo

    José Miguel Bolívar, me dejas con una duda corrosiva, “cocinar sano es…” ¿qué?, por favor, ¿qué es?

    Anna, pillarle el punto, ése es todo el secreto, que no se queme, pero que se “sucarrime” un poco, pillar el punto y lo que aprendes mientras lo logras…

    arati, personalmente aconsejo una botella de buen vino abierta y la copa al alcance, cocinando de medio lado para no obcecarse en el fogón; y sí, una jam session.

    Odilas, gracias, y a todos por pasaros…

  6. Amalio A. Rey dijo

    Tu post me recuerda aquellos tiempos en que venia a casa una panda de amigos, en Cuba, a matar el hambre de la residencia de estudiantes. Decían que conocinaba bien, que mis platos sabian a gloria, pero habia trampa. Era el único de la panda que viajaba al extranjero, asi que me traía de Panama o de Jamaica, o de donde fuera… unos polvos magicos con el nombre de “sazonadores”, y con eso hacía un plato que se hizo famoso entre los colegas, la “papilla de Amalio”. No habia arte, solo alquimia de olla de presión oxidada, con unas patatas, algo de proteína (la que apareciera), esos sazonadores importados y mucho cariño. Había que verlos, venían hambrientos de comida casera y se devoraban aquello con tanto gusto que daba gusto. La “papilla” la regabamos con ron, cuando lo había, y si no… con una autentica porquería que llamábamos “Chisp’train”, un alcohol casero que vendían por aquellos tiempos de pleno “periodo especial”, dura penuria de 1992, que bautizamos con ese pseudo-anglicismo para disimular su vulgaridad. Ese ha sido mi hito culinario más elevado, así que podrás entender por qué me dedico a la consultoria… Algun día espero que nos hagas un arrocito a los #redca…
    .-= En el blog de Amalio A. Rey… Mosaico de trazos por la Declaración Artesana (post-151) =-.

  7. Miquel Rodríguez dijo

    Amalio, se te ha colado un verbo al que hay que sacar partido desde ya: “conocinar“, toda una hibridación afortunada de esas :-) .

  8. cumClavis dijo

    Hummm…, relaciones con la consultoría? El último párrafo es bastante claro, vaya! que si no sé que hablas de cocina creo que hablas de nuestro oficio… ;-)
    “…es saber adaptarse a lo disponible. … hacer una sencilla fiesta con las sobras. Las mejores … siempre fueron esas ….que aprovechaban cada …., cada sobra para alegrar a los suyos.”

  9. Ana Belén dijo

    Desde luego que tiene buena pinta ese arroz, es que hasta lo huelo!! tienes razón en eso de las abuelas, que con tres ingredientes te hacen una exquisitez, pero también tengo que decir que en mi casa hay una termomix (la hay en la mayoría de los restaurantes) y no es cierto de que es impersonal, le puedes dar tu toque personal, variar la receta y la verdad que para el día a día es muy práctica, sobre todo si el que cocina es mi marido y yo voy “a mesa puesta”. Eso sí , el fin de semana practicamos slow food y eso lo necesito, pucherito, legumbre, asados…me gusta cocinar y tampoco lo hago mal, lo que no me gusta es que en España nos hacen las cocinas tan pequeñas!! si tendría que ser el espacio más grande de la casa.



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