Eso es lo que dura el vídeo de esta anotación. No voy a entrar en consideraciones líricas sobre la historia que cuenta. Lo que quiero es usarla para ilustrar tres conceptos que necesito para sustentar un método de diagnóstico y planificación: obstáculo, competencia, objetivo.
El protagonista es enano. Ser enano es un obstáculo. Vive a una altura muy inferior a la de la mayoría. “Vives a la altura de tus ojos” decía Ángel, el personaje de Tierra de Julio Medem. Todo indica que el protagonista deberá vivir con ese obstáculo siempre. No puede modificarlo. El mundo es de una manera y él de otra.
El protagonista no se conforma. Necesita, para que el obstáculo no sea un límite, ser más capaz que quienes no tienen ese obstáculo. Debe desarrollar una competencia que la mayoría tiene sin más. Concretamente, ha de ser capaz de alcanzar una altura de, pongamos, 160 centímetros. O mejor: ser capaz de alcanzar lo que la mayoría alcanza sin esfuerzo (160 centímetros).
Para comprobar de qué es capaz, define un objetivo. El objetivo es frío y poco significativo. Parece incluso irrelevante. Pero tiene una virtud: es imposible conseguirlo sin disponer de la competencia que necesita. Si logra el resultado del estúpido, desalmado y prosaico objetivo; no hay duda de que ha desarrollado la competencia: Su objetivo es conseguir un refresco de la máquina dispensadora de la oficina sin ayuda alguna.
Un vídeo de apenas un minuto y un texto que se lee en 60 segundos más. Una alternativa a un obstáculo definido como “que tiene una discapacidad por su estatura”, un déficit competencial descrito como “ser más bajo” y un objetivo planteado como “superar su discapacidad”.
Disculpad esta disgresión tecnócrata, pero un blog también es para eso. Espero que le pueda ser útil a alguien Qué bueno es este anuncio.
Gracias por el video, lo he publicado como base a otros argumentos… Tengo una pregunta para usted. ¿Hacer un diagnóstico del handicap o el obstáculo de turno, con caracter general, tiene utilidad o simplemente con definir el objetivo y las competencias a desarrollar ya tenemos bastante? ¿No te parece que la evaluación inicial por lo general es un tanto redundante y exhaustiva- versus selectiva-? Dicho de otra forma, seguramente el enano hubiera conseguido su objetivo sin necesidad de autodiagnosticarse como enano…
Como parece que la peña esta de veraneo nos podemos dedicar a disquisiciones de todo tipo…
A ver, docto amigo. En realidad, la definición del obstáculo puede considerarse parte del diagnóstico, pero no es exclusivamente el diagnóstico. No he entrado en la definición de qué es un obstáculo, pero creo que se corresponde con aquello que la persona no puede cambiar, sólo sortear o adaptarse a.
Respecto al diagnóstico, su importancia no está en hacer un retrato obvio, sino en definir el problema correctamente. Por ejemplo si el enano fuese paralítico, su diagnóstico sería diferente y los objetivos a alcanzar y competencias a desarrollar serían otras. Pongamos otro caso, un parapléjico que sea un capullo; perdón, que “tenga déficits en habilidades empáticas”. El diagnóstico debe determinar cual será su problema, su discapacidad física o la “empática” de cara a actuar en un determinado ámbito. En este ejemplo, su paraplejia sería un obstáculo para practicar deporte, mientras que su déficit empático le condicionaría sus posibilidades de ligar o hacer amigos.
Y ya sé que todo está vinculado y es sistémico como un plato de espaguetis. Por eso enrollamos unos cuantos en un tenedor y vamos bocado a bocado en lugar de comerse todo el plato de un trago.
O algo así.