Por el carril que no lo es

Por alguna razón me he quedado prendado de esta imagen, me aparece en cualquier momento en mis pensamientos y estoy intentando averiguar porqué. El invento que encontré, como no, en No puedo creer que lo hayan inventado no muestra a un ciclista que, ordenadamente, circula por el carril correspondiente. No. Muestra a un ciclista en una bicicleta equipada con un sistema de iluminación que proyecta el propio carril bici sobre el asfalto. Sí, lo habéis entendido bien, haya o no haya carril, la bicicleta lo dibuja allá por donde pasa y, claro, el carril desaparece una vez que el ciclista ha pasado.

Será que estos días me encuentro un poco de profeta en el desierto en esto de la colaboración, o que casi todas las demandas de consultoría que me llegan son para formalizar, procesar y estructurar y, por mucho que me empeñe en lo contrario, no dejo de constatar que lo que los clientes piden es, casi siempre, que todo quede atado y bien atado. Lo de la innovación, ahora transformación, y esas cosas que me atrevería a llamar “liberadoras”, al menos de una forma de hacer tradicional y fehacientemente poco eficaz, están muy lejos de las metas para las que me piden ayuda.

¿Qué tiene eso que ver con la foto? Pues muy seguro no estoy, pero el ciclista este me parece tristemente solitario con su carril bici a cuestas, ligeramente poético por eso de que se hace camino al pedalear (literalmente), artesano ya que él solito sustituye a toda una obra urbanística y de ordenamiento del tráfico. El tío llega a donde vaya por la vía que él se marca y se lleva el camino con él una vez abandona el lugar. Y, no sé, este continuo intento de desestructurar lo conocido para probar lo nuevo, con mis herramientas digitales incorpóreas pero tan reales que llevo conmigo sin cargarlas en lugar alguno… algo así como el intangible carril bici del tipo de la foto ¿O estoy forzando un poco / un mucho la analogía?

Además, también podemos ver a este autónomo ciclista como a un embaucador que simula estar encarrilado y siguiendo una pauta que, sin embargo, es el puro capricho de ahora giro por aquí, ahora me voy por allá y porque sí… Y en algunas ocasiones mi deambular por digitalandia me parece a mí eso, movimientos con una aparente pauta destinada a extraer de estas herramientas todo lo que ofrecen; pero que en realidad quizá son sólo devaneos entretenidos que dejan un rastro bastante efímero en lo que todo el mundo, la verdad, llama “mundo real”.

[meditación a la baja un día en que firefox se me ha colgado, wordpress se me ha descuajaringado, mi servidor se ha sobrecargado y hasta Google no parece ir muy fino. Ya lo dijo pintó no sé quén en el 68: "Marx no existe, Dios ha muerto y Yo no me encuentro demasiado bien últimamente", o así]