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Más sobre el turismo: contaminante

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“Señor Jesucristo (…), ten piedad de las ciudades, las islas y los pueblos de nuestra patria ortodoxa, así como de los santos monasterios, azotados por la oleada turística. Concédenos la gracia de una solución a este dramático problema y protege a nuestros hermanos, (…) tentados por el espíritu modernista de estos invasores occidentales contemporáneos”.

Hace unos días publicaba una entrada sobre el turismo insano. Hoy me encuentro un excelente y preocupante artículo de Leo Hickman, vía Libro de Notas: el turista contaminante. La oración citada la adoptó la iglesia ortodoxa en 1971 ante su preocupación por los estragos del turismo en sus lugares tradicionales. En ese año, los turistas mundiales eran 171 millones. El año pasado fueron 840 millones. El turismo arrasa por donde pasa. En el artículo se analizan las maravillas que la humanidad perderá a corto plazo consumidas por el impacto turístico.

El tema es difícil.

Según el artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, “toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado; toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país”. Combinémoslo con el 24 (“Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas”) y el resultado es el turismo internacional.

El turismo, pues, es un derecho. Pero el “tráfico turístico” puede llegar a ser, si no lo es ya, una plaga suicida ¿Quién deseará ir a hacer turismo a un lugar arrasado? Hickman no cierra todas las puertas y presenta algunas alternativas basadas en el cambio en los hábitos turísticos. El turismo responsable puede ser el compromiso necesario entre nuestros derechos y el respeto por el entorno.

Un sueño (más) de la razón devenido monstruo. No os perdáis el artículo, vale la pena

Publicado en Monstruosidades, Opinión.

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3 Respuestas

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  1. Félix dijo

    Hace tiempo leía cómo algunos míticos alpinistas se quejaban de la lamentable situación del Everest. La presencia de numerosos alpinistas llevados por empresas especializadas hasta la famosa cumbre, estaba produciendo masificación en las rutas, dificultades y cuellos de botella en las zonas más delicadas del recorrido y, lo que es peor, un auténtico reguero de desperdicios y contaminación: botellas vacías, latas y toda clase de restos y desperdicios.

    Ahora el Gobierno Chino ha empezado a construir una carretera para poder llegar hasta el campo base, situado a más de 5.000 metros de altura, e incluso se plantea desde hace tiempo construir un hotel de cinco estrellas con todas las comodidades.

    Adios a las expediciones y a la aventura, adiós a un entorno que (hipotéticamente) debería estar protegido, por ser un parque natural.

    http://desnivel.com/deportes/expediciones/object.php?o=15930

    ¿hasta qué punto es bueno que un lugar se convierta en mítico?

  2. los sueños de la razón dijo

    Es triste ¿Has paseado por la Alhambra un fin de semana soleado? La multitud de colores manda a paseo toda la atmósfera del lugar. Hoy he llegado de Barcelona y más que la ciudad que era, parece un parque temático urbano. Es la economía, supongo.

    El caso es que todos somos turistas en algún momento. Yo, personalmente, me siento bien en un lugar cuando alguien de allí se dirige a mí para pedirme una dirección o cualquier información sobre el sitio. Entonces es cuando pienso que he empezado a fundirme con el entorno. A partir de entonces me siento mucho mejor.

    Que todo el mundo tenga derecho a desplazarse a cualquier lugar o a disfrutar de las maravillas de este mundo no debería ser equivalente a que sea, además, fácil y masivo.

  3. Félix dijo

    Vi la Alhambra después de hacer una larga cola, y la visita estuvo rodeada de una gran algarabía. Aún así he de decir que me impresionó como sólo lo hacen las obras de arte. Me gustaría poder visitarla cuando hubiera poca gente; debe ser sobrecogedor.
    Es probablemente el lugar con mayor encanto que he visitado.



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