El otro día manifesté que me declaraba en contra de la educación para la ciudadanía. La razón, claro, no era el burdo vídeo que habían presentado las juventudes socialistas. Ese histriónico panfleto que nos toma por idiotas sólo suponía la confirmación de que el contexto en el que se está planteando este tema me merece una desconfianza tal que opto por lo que considero más sensato: estar en contra.
Lo primero es explicar que no es lo mismo educar para la ciudadanía, acción o estrategia con la que podría estar de acuerdo, que la educación para la ciudadanía, asignatura que se impartirá en escuelas por unos profesionales concretos. Una cosa es un concepto alineado con una ideología que quiere dar fuerza a la idea del ciudadano y otra, una acción que se quiere poner en marcha bajo un plan educativo.
El contexto de la asignatura es una escuela que está perennemente en crisis y, prácticamente, en motín. Una institución profesional que ha sido tomada por los padres, educadores amateurs en definitiva; y por los propio alumnos dotados de un sinfín de derechos o de privilegios (depende el punto de vista) otorgados por un pedagogismo ingenuo y fundamentalista democrático. Donde los maestros han sido desposeídos de autoridad y están al albur de posibles denuncias de los menores y de los padres ¿En este contexto, la escuela pretende educar en normas de comportamiento, conceptos sociales y principios democráticos que no ha sido capaz de aplicar en su casa?
Yo llegué a estudiar la olvidada asignatura de FEN (Formación del Espíritu Nacional), debí de ser de los últimos alumnos predemocráticos. Lo profesores de tal asignatura eran lisiados de guerra (se llamaban así, lo de la discapacidad vino luego) del ejército fascista, claro. Era una de esas asignaturas maría, las que no interesaban a nadie, que se estudiaban para aprobar y, sobre todo, para poder olvidar. No era interesante, no se hacía interesante. Estaba insertada en el currículo escolar como un tributo a una ideología. Sus profesores ni siquiera pertenecían al cuerpo de maestros de la escuela ¿Qué profesores van a impartir la educación para la ciudadanía? ¿Voluntarios fervientes defensores del fundamentalismo democrático? ¿O aquellos maestros con los que no se sabe muy bien qué hacer, los “novatos” del cuerpo? Lo que tengo bastante por seguro es que los profesores experimentados y con prestigio trataran de evitar esa maría. Quien mejor considerado esté, en la mayoría de los casos, pasará el marrón a otro ¿Mal contexto, no?
Todos los contenidos de las asignaturas maría se desprestigian automáticamente. Por mucho que el programa, sus temas y objetivos puedan ser loables, una vez insertados artificialmente en el currículo, se dejan su prestigio en el esfuerzo. Educar para ser ciudadano no puede ser una actividad empaquetada en una asignatura. O la idea es asumida por la escuela en su ideario e impregna cada una de las acciones educativas que emprende o no vale. No es cosa de un profesor con una maría bajo el brazo.
¿Y quien elegirá y redactará los textos de la asignatura? Adivino que no serán grandes literatos humanistas, ni expertos conductuales, ni intelectuales críticos, ni escritores canónicos, ni maestros ilustrados. Sus autores se asimilarán más bien, me temo, a los catequistas más rancios, asistidos por un montón de becarios, negros que escriban los textos infumables. Por grupos, serán instruidos o seleccionados en función de las diferentes toscas ideologías de las variadas opciones de escuela. Habrá mercado para todos. Las escuelas religiosas cercanas a los movimientos neocon, las alegres progresías libertarias o los liceos de los futuros amos de la tierra tendrán su propia versión de la ciudadanía. Cada cual con sus textos manufacturados a medida.
Y para corolario ¿A qué gastar lo que se gastará en poner en marcha esta maría cuando, en definitiva, quien la aprenda, bien y quien no la aprenda, también?
El burdo vídeo de “promoción” de la educación por la ciudadanía sólo tiene una virtud: poner en evidencia la falta de inteligencia con que se afronta y debate este tema. Educar para conducirse como ciudadano, sí. La educación para la ciudadanía, para nada.
Distinguidos:
Básicamente de acuerdo. Confundir Educar con Enseñar es como no saber distinguir ente la Chicha y la Limoná (en chileno y homenajeando a Víctor Jara). La desgracia es que estos HEREJES de la democracia, auspiciados por expendedores de PRODUCTOS vía MBA no se creen (o peor, no entienden) lo de la Educación para la Ciudadanía, ni lo que quieren hacer, ni les importa un carajo. Yo también fui de los últimos que vieron eso de la FEN y el gran cambio, en 1978, fue que el profesor, comandante del ejército de paisano que se delataba por las bambas verde picoleto, llegó sin libro y anunció que a partir de ahora estudiaríamos la constitución en España…sin comentarios.
Diana con los textos de la asignatura. Son cada uno de su padre y su madre ideológicos, una bazofia, vamos. Diana con los profes: cuando en algunas comunidades pretendieron empezar con el inglés a los 8 años (ahora van por los 5, pobres niños), en las escuelas, como nadie sabía inglés, le encargaban dar las clases a los nuevos, por ejemplo al profe de gimnasia, por aquello de la dinámica, jua, jua, jua… así nos luce el pelo, país de bilingües en el mejor de los casos gracias a las comunidades con dos lenguas oficiales y porque aún no han podido con ellos…
En fin sin ánimo de insultar a nadie más, que está bien poner a la puta iglesia en su sitio en materia de educación, pero claro, seamos serios, que ya no estamos en el 78: ¿Qué político educativo se ha pasado un mes, digo, una semana, en una escuela española para intentar entender de qué va la fiesta? Faltan rigor, trabajo, ganas… qué desperdicio… otra ocasión a la mierda. Salut!
Coincido totalmente con el hombre del sur y con su comentario, sueños de la razón. Añado el hecho de que también sufrí la FEN de manos (porque las utilizaba básicamente para dar capones) de un militar golpistofílico.
Este tipo de competencias (sólo ciudadanas?) deberían desarrollarse transversalmente en los diferentes ámbitos de los individuos, independientemente de su estadio evolutivo. A ver quien tiene capacidad, ideas y cojo… para impulsarlo.
Me uno al grupo de llorosos que padeció la FEN (leeremos este blog sólo casi-cincuentones impenitentes). Voy a discrepar de todos vosotros: ME ENCANTA LA NUEVA ASIGNATURA. Razón: HA CONSEGUIDO CABREAR A TODOS A LOS QUE ME GUSTA QUE SE CABREE. Por lo demás sólo me resta: DAROS LA RAZÓN. Saludos.
¡Panda de retablos! ¡Os daba yo educación para la ciudadanía hasta en el geriátrico! ¡Anticlericales! ¡Pacifistas!