No es excusa, pero últimamente escribo y leo mucho (y poco bueno) y mi capacidad de revisar los textos mengua a lo largo de la jornada. Hasta el punto de que el blog, normalmente mi última tarea del día como escribidor, padece cierta desidia. Ayer me encontré con varias faltas de ortografía en mi entrada: desencuentros entre dedos y teclas, tildes que bailaban libres y vacilonas sobre vocales inocentes, tiempos verbales chirriantes, géneros que crujían, en fin… Lo siento mucho.
Intento corregir todas las faltas, hasta mucho tiempo después de publicar la entrada. Pero el feed no perdona y apenas me presta unos minutos de contrición antes de divulgar mis pecados. Ahí quedan, no sé bien dónde, pero evidentes por siempre para los sufridos subscriptores presentes y, ¡ay!, futuros. Así que hoy, también al final de una jornada de escribir y leer demasiado (y poco bueno), presto especial atención a la ortografía de esta anotación, entono un mea culpa y me impongo como penitencia ver este vídeo que me descubre Microsiervos y releer cien veces estos estupendos artículos sobre el tema:
No te preocupes… le pasa ha todo el mundo. En tu descargo dire k los feeds suelen leerse de forma rapida (diagonal) y es provable que ayas kedado como un vurro menos beces de las qe piensas.
Bueno, hay que preocuparse, un poco… y jode eso de que ya no haya manera de corregir los feeds, no sólo por las faltas de ortografía, sino por algunos archivos, por ejemplo, que cambias de almacén. En fin.
Claro que también se convierten en testimonios históricos…