Vas a una organización y preguntas por el organigrama y no disponen de ninguno; tampoco de un manual de procesos; ¿un plan estratégico?, estamos en ello; si pides documentación sobre una base de datos, no hay, ¿alguna memoria descriptiva?, o no consta o te traen un panfleto autobombero de resultados económicos ¿y un cuadro de mando, de indicadores?, poco más que cuentas de resultados. Hablas con los trabajadores y los mandos y más de uno no reconoce al jefe que dice que es su jefe; también hay jefes que no saben que mandan a gente que dicen que les manda; el que más manda te pide que le aclares qué es lo que hace toda esa gente que tienen debajo, y los que no mandan se preguntan para qué sirven esos jefes de allá arriba.
No son situaciones excepcionales y se dan con mucha más frecuencia de lo que parece. Incluso empresas debidamente certificadas por certificadoras y auditoras presentan algunos de esos síntomas.
Así que medito:
- Esas organizaciones funcionan, sobreviven y prestan sus servicios o producen sus productos día a día ¿Cómo es posible si no siguen ninguno de los preceptos mínimos que cualquier consultor les aconsejaría?
- ¿Es que los consultores vamos por ahí pidiendo cosas que sólo necesitamos nosotros para a) poder seguir vendiéndolas, o b) mantenernos en nuestro mundo de fantasías animadas que no tienen nada que ver con las organizaciones de verdad?
- Las pocas que disponen de toda esa parafernalia ¿Es que han sido tomadas por consultores que, poco a poco, se han hecho con el gobierno?
- Aunque haya alguien que piense aún que el Sol da vueltas alrededor de una Tierra quieta y solemnemente estática en el Éter, eppur si mueve
- Esta última reflexión, bien pensada, no sé si me lleva a concluir que a) las consultotécnicas son parte de una hermenéutica canónica y ficticia cuyo desconocimiento no impide que la Tierra (la organización) transcurra, y qué más da si da vueltas o no; o b) esas técnicas son correctas, pero las organizaciones pueden vivir sin ellas como la física de Galileo no tenía influencia alguna en, por ejemplo, las técnicas de cultivo del trigo.
Así que sólo me resta pensar que lo que debemos hacer es relativizarlo todo en su justa medida y empezar a quemar manuales de manájemen, acercarnos a las organizaciones con modestia y proveer de aquello que facilite que pasen más cosas de las que pasan y, sobre todo, que pase lo que las personas de la organización y nosotros creemos que es mejor que pase (con perdón por el trabalenguas).
Porque el caso es que, algunas veces, un plan, un organigrama, un proceso, se agradece…
Tarde de lunes ¿Qué queréis que os diga?
Muy de acuerdo: el “make it happen” debería ser nuestro lema
Las empresas deberían cumplir con más requisitos que lo exigidos eb el código de comercio, un autónomo con un local alquilado, es simplemente eso… Hubo un tiempo en que trabajé en una empresa pequeña con delirios de grandeza, esas son las peores pues ni siquiera aceptan su propia realidad y limitaciones… España es uno de los países en donde existen y pululan muchas empresas de este estilo.
..y yo preparando un plan estratégico al que le busco sinónimos para no sucumbir a los delirios que describes. ..Me has dao la noche
Hombreeeeee, lo que pasa es que hay unos vicios contingentes a las organizaciones: que si a los Jefes se la suda bastante eso de las consultorias y demases formaciones… que si los empleadillos no entienden ni un carajo a que vienen tantos cambios y con ese lenguaje de masteres de MBA por Minnesota… que si a los de Recursos Humanos se les subio el dichoso Master a la cabeza y por si no fuera poco ademas tienen que justificar su sueldo… y luego los consultores, facilitadores y train-the trainers no vamos a tirar de la manta o a parecer que con nuestros pouerpoins y nuestro palabraje competency-based no estamos a la ultima de lo que pasa en Minnesota o Minnebastos…
Pues eso, SR, mucho ruido y pocas nueces
Salut!
Si te sirve de algún consuelo, yo creo que las herramientas están bien (aunque a algunos consultores se les va la mano y le aplican al paciente más lavativas de las necesarias). Pero en general, todas esas herramientas son correctas. Lo que pasa es una mera cuestión de eficiencia; lo que antes se hacía con una borriquilla, traer y llevar la leche al mercado, ahora se hace en camiones y se comercia en lonjas por Internet. Muchas empresas todavía pueden vivir andando con la borriquilla porque su mercado sencillamente se lo permite, generalmente porque todos los competidores están más o menos lo mismo. Pero claro, el mundo avanza y la competencia espabila… y encima ahora se hace global.
¿Habrá alguna canción con ese título, Luis? Suena a una de Sinatra ¿no?
Senior, me has dejado un tanto intrigado con esa observación… Estaría bien que la extendieses, de verdad.
Odilas, lo siento, mujer, era una meditación entre un organigrama y unos procesos que estoy pergeñando por aquí. Nada, oye, seguimos trabajando, pero de vez en cuando levantamos la vista y… salen estas reflexiones.
Surman, pobres los de Minnesota de bastos esa. La que les cae cada vez que hablamos de estas cosas.
Lo de las lavativas me lo apunto, Félix. Sí, las herramientas son correctas para según que fines y en según que oportunidades; pero, en general, instrumentos como el organigrama o los manuales de procesos, los conceptos de misión… ¿tu crees que se han puesto en duda o revisado suficientemente? Por otro lado, se venden como placebos muchas veces, sin que tengan más eficacia que la tranquilidad de contar con lo que es debido y una vez dosificados, ahí se quedan, en un estante para ojearlos cuando uno no recuerde de qué va su organización; en lugar de ser asimilados y actualizados por la propia organización. Por eso, la cosultoría debería ser más formativa, más transmisora de conocimiento que terapéutica ¿Qué piensas?
Bueno, yo no soy consultor, aunque sé que eso que dices pasa muchas veces. Aquí peca todo el mundo, los consultores que venden cosas que no se necesitan y las empresas que compran cosas que tampoco precisan. Pensado friamente, nadie paga por nada. Esta hipotética compra innecesaria, en realidad da a los directivos la tranquilidad de haber experimentado una cosa que piensan que finalmente no les ha servido para lo que necesitaban, pero que debían probar por si acaso; o la tranquilidad ante otros, lease directores generales o consejos de administración: oiga, que nosotros tenemos lo último, el cuadro de mando inverso con indicadores descontados los flujos de caja libre al wacc.
Por eso me gusta la consultoría artesana, a la medida, entendiendo lo que está pasando y trabajando la empresa como un artesano trabaja la arcilla. Una pregunta: conociendo la metología de trabajo de una empresa, y las posibles equivocaciones estratégicas u operativas que puedan estar cometiendo ¿no tienes en ocasiones ganas de coger realmente el timón de esa empresa?
¡Uy, no! Félix, aunque entiendo y he experimentado que, para poder hacerlo bien de consultor, de vez en cuando tienes que bajar a la arena y ponerte de gestor. Los consultores puros pueden perder de vista la realidad y empezar a sacar consultolabia y organigramas por las orejas. Sin embargo sé que soy un mediocre gestor y un culo de mal asiento, así que ir de organización en organización me sienta mejor que quedarme en una. Aunque ya te digo que hay que hacerlo de vez en cuando.