No sé si lujo y artesanía conjugan bien, pero va a ser la mejor manera de describir las jornadas hacia las que partiré mañana para encontrarme con un ex-colega y sin embargo amigo que está por abandonar un complejo modelo corperativo-paternalista-sálvese-quien-pueda de consultoría para pasarse a la consultoría del pequeño taller artesano.
Nos vamos a encontrar en una ciudad castellana, de la Castilla lejana, en territorio ajeno, para poder hacer de profetas si se requiriese; y tenemos un programa basado en estar a gusto, hablar e imaginar. Serán unas jornadas en el sentido más estricto, se trata de dejar transcurrir el día intercambiando y pariendo ideas. Precisamente hoy Julen hablaba de eso, de dejar que la conversación fluya sin diques de programas ni de horarios, no más que los que imponga el sol éste, tan tozudo, de estos días. Serán jornadas, desde luego, sobre consultoría artesana y sobre todo lo que tiene que ver, esto es: sobre lo que se tercie.
Sí, lo habéis entendido bien. Son unas jornadas a dos, el amigo y yo, a ver qué queremos ser cuando seamos mayores.
Me llevo el portátil, claro, que sigo sin saber diferenciar bien los tiempos de ocio y trabajo, como quedará demostrado estos días. En definitiva, el portátil es buena parte de mi taller ubicuo; como las otras cosas de mi mochila que son muchas y variadas, por si acaso hay que salir con lo puesto. Caerá, pues, alguna entrada, o alguna mirada ociosa entre mañana y el viernes que me vuelvo. Ya contaré.
Nos vemos.
Otro para la nueva industria. Donde la separación entre trabajo y vida no existe porque es lo mismo, no es tan odioso trabajar como para “regalarle” una parte de nuestra vida y la vida es más preciosa cuando la llenas de cosas. Otro más que encuentra en cualquier lugar una oficina (siempre que tenga su inseparable adendo mientras se pueda implantar ). Y sobre todo un nuevo modo de relacion donde el “negocio” no sea la excusa para falsear.
Por favor, traslada mi bienvenida y felicitaciones a tu amigo.
“de dejar que la conversación fluya sin diques de programas ni de horarios”
Que bonita frase, creo que sería el sueño de cualquier mortal, parar el reloj en determinados momentos y arrancarlo cuando te plazca para cambiar de tercio.
Feliz estancia en esa ciudad castellana.
Gracias, gente, como veréis en el post de hoy las jornadas han empezado a dar sus frutos…