Parafraseo la entrada de Manel para aportar una reflexión sobre el tema del próximo encuentro #REDCA, Todo por la Pasta; y es que se hace difícil aportar nada nuevo llegando tarde y tras haber leído las entradas que recopila Julen hoy mismo.
Vamos a ver si enlazamos unas cuantas ideas que no sean redundantes.
Desde un punto de vista personal que es, probablemente, lo que explica y condiciona casi todo lo demás:
- Creo que soy autónomo pequeñito y austero porqué nunca me explicaron bien el tema este de la pasta. Así, percibo que buena parte de la gente comprende y sobre todo siente que el dinero es muy importante, algo que cuidar y cultivar, hacer crecer y acumular, invertir y recuperar, guardar y poseer; mientras que yo soy incapaz de conseguir que una sola fibra de mi sensibilidad vibre con lo de la pasta. De hecho, la pasta, para mí, es un tema no tanto desagradable como tedioso. Así no se crece, claro.
- Suelo afirmar que el dinero sólo me sirve para no tener que preocuparme por el dinero y actúo en consecuencia. Así que pierdo dinero por no tener que preocuparme de él. En serio, estoy dispuesto a perder cantidades supongo que importantes para cualquiera por no tener que “luchar” o negociar por ellas. Así las cosas, no me meto en algunos proyectos sustanciosos si no los veo claros, profesional y éticamente. Tengo claro el valor del trabajo, no el del dinero que pagan por él.
- Volvamos a hacer constar, sin embargo, que todo lo anterior no se corresponde a una persona bondadosa o desprendida, sino a alguien literalmente maleducado en cuestiones económicas, especialmente por lo que a valores se refiere.
Profesionalmente:
- Una de mis competencias como consultor es la capacidad de planificar y programar, así que soy muy capaz de tratar al dinero como una variable cuantitativa de un proyecto. La gestión económica no tiene demasiados secretos. Sin embargo, reconozco que, en mis proyectos personales/profesionales, el dinero sólo lo controlo cuando es escaso y falta. Como ya he dicho, no quiero tenerlo presente. Me molesta y aburre. En este momento, por ejemplo, estoy en modo austero. El pasado ejercicio ha sido flojo flojo y mi tesorería está a punto del colapso. Como el año que entra se presenta duro, he puesto en marcha todos los mecanismos de control y optimización de la pasta. Todo lo que sé de planificar y toda la disciplina que pueda desplegar van en este momento dirigidas a poder mantener mi actividad de consultor como medio de vida y, sobre todo, a poder llegar de nuevo a una situación en que no necesite todo este control de la moneda. Como no soy mal consultor, probablemente lo consiga .
- Poner precios a mi trabajo no es difícil, es tedioso. El cálculo presupuestario de una propuesta se basa en varias ideas que creo muy racionales:
- Tengo una estrecha gama de precios/hora que esta más o menos consensuada entre colegas consultores. Cuando no estoy seguro, en cualquier caso, pregunto a unos cuantos profesionales de mi red que me dan unos mínimos y máximos para el cálculo.
- Hago un cálculo de horas estricto, muy estricto, basado en la experiencia (que, ay, empieza a ser larga) de las horas que dedicaré a cada fase o tarea. Esas horas las suelo clavar con bastante exactitud.
- Clasifico las tareas en categorías de complejidad. Soy autónomo no sólo jurídicamente. Trabajo sin que nadie me deje un ápice de plusvalía. Hago las tareas propias de un soporte administrativo o las de complejidad técnica menor, necesarias en todo proyecto, y no las puedo facturar al precio de consultor de experiencia. Por lo tanto el primer presupuesto final sale de multiplicar las tareas de cada clase por el precio/hora de cada tipo.
- Naturalmente, pido aproximaciones presupuestarias a los colegas de mi red cuando les propongo asumir una parte del proyecto.
- Lo sumo todo y lo que sale suele estar bastante cerca de lo que se suele considerar “precio de mercado”. Aquí no tengo ciencia. Cuando he acabado de calcular doy un paso atrás y trato de ponerme en la piel del cliente. Si veo que el presupuesto es excesivo, reviso y recorto no sólo pasta, sino también prestaciones o dedicación, claro. Si el presupuesto lo veo demasiado barato, reviso que no me haya dejado nada o que no haya distribuido bien las horas. También consulto a colegas para confirmar o desmentir mis impresiones.
- Otra cosa es que luego aporte horas que no están presupuestadas. El tiempo que sirve para cultivar mi relación general con un cliente, con un compañero de proyecto; o el tiempo que dedico a explicar, debatir y abrir perspectivas en agradable conversación no lo he presupuestado nunca. Tampoco presupuesto los extras que introduzco en cada proyecto a modo experimental, como un juego que me sirva para probar y mejorar y que, claro, el cliente nunca pidió ¿Como evolucionaría profesionalmente sin esas pruebas, sin esos juegos? Quiero pensar que hacen de mi trabajo algo de más valor, aunque no se pague.
- De todo proyecto extraigo enseñanzas y normalmente acabo el trabajo con la sensación, a veces confirmada por el cliente, de que soy barato, muy barato. Sin embargo creo que mi método es correcto y mis precios justos, así que no me preocupo demasiado por si soy o no soy demasiado barato. Además, en tiempos de crisis, como los actuales, no tiene sentido plantearse subir los precios; y en tiempos de esplendor tengo suficiente trabajo e ingresos como para no preocuparme por ser muy barato.
Algunas reflexiones fleco:
- Cuento con una gestoría que por un precio ridículo me tramita los papeles y declaraciones, pero los datos los registro yo y se los entrego siempre en la fecha límite. Un verdadero coñazo; y, claro, pago todos los variados y coloridos impuestos sin intentar entenderlos, como cuando jugando al Monopoly te sacan una tarjeta de esas de que hay que pagar… No quiero entenderlos, no quiero emplear ni una sola neurona en eso.
- He renunciado a contar con las entidades financieras para nada. Antes cambio de oficio. Por otro lado, seamos sinceros, ellas tampoco están demasiado dispuestas a ayudarme en nada. Si pudiese evitar el uso de la cuenta bancaria para el cobro de las facturas… Si pudiese conseguir que me pagaran en efectivo… ¡Ah! Todo un sueño de simplicidad e independencia.
- Esa actitud tiene consecuencias especialmente en la capacidad de crecimiento. Buenas consecuencias. Si para crecer necesito demasiado a los bancos, vamos mal ¿Alguien no tiene eso claro en estos últimos tiempos? He visto a muchos proyectos fallecer en cuanto el banco les ha cerrado el gota a gota precioso y carísimo que les habían conectado en vena. Existen otras vías de apoyo financiero en tu propia red. Me pregunto (sólo me pregunto) si los artesanos no deberíamos poner en marcha, quizás, algunas medidas para proporcionarnos soporte financiero en red… ¿Tema para Todo por la Pasta?.
Desde luego que no soy un ejemplo a seguir; pero soy artesano y consultor; así que, aunque sea como caso clínico de estudio, ahí queda.
quan sigui gran vull ser com tu.
Digue’s que som rossa, i que després de dir que no ets cap exemple a seguir queda tope de raro, però jo vull ser com tu.
.-= En el blog de tona pou… La música clásica es para todos =-.
Yo también soy un maleducado en el tema de la pasta, como bien sabe/sufre Julen, en fin siempre he pensado que llegado un punto de madurez le pillaría el punto a esto del dinero, ya que objetivamente y socialmente tan importante es…pero veo que a este paso, ya con trentaitantos, no lo voy a conseguir
Lamento deciros que a) tona , en realitat no vols ser com jo, i t’ho diu un que em coneix y b) David, no sé cómo decírtelo, pero no, no lo vas a conseguir…
yo creo que un maleducado con la pasta nace, no se hace. Y que, lamentablemente, un educado con la pasta no se hace tampoco… =S
Y así me va…
.-= En el blog de tona pou… La música clásica es para todos =-.
Está bien eso de ponerse en la piel del cliente recortando precio y… dedicación. Un detallazo, sí señor. Un detallazo también eso de no cobrar las horas que se van en conversaciones gratas. Feliz tú que puedes medir, calcular, dosificar, entregar más o menos. Hay curros, querido, en los que no se puede trapichear con el talento. Y hay currantes a los que no les sale entregarse a medias, o a cuartos, o de reojo, vaya…
No hay trapicheo, no te equivoques, ni entregas a medias; pero ya veo que mejor no debatir el punto de vista de alguien que se denomina a sí mismo martir y que comenta de esta guisa. Siento mucho lo tuyo.
Que no, que no… que mi tono pretendía ser irónico y se quedó en sarcástico. Ningún mal rollo, en serio. Me hago llamar martir, precisamente con ironía por lo que digo. Es que aborrezco los emoticonos. De haber puesto caretos con sonrisa a cada frase, la cosa hubiera sonado distinta, a que sí?. Lo único que digo en serio es que hay oficios donde no se puede medir el nivel de entrega, que se dan en su totalidad; otros, en cambio, sí se pueden dosificar. Sólo eso. Me gusta tu blog (acabo de descubrirlo) y lamento mucho haberte molestado. Lo siento, de verdad.
Vale, martir, estupendo entonces, y ya somos dos lamentando el malentendido. Estaría bien que dieses más detalles. No dudo de lo que dices, desde luego, pero no puedo opinar si no concretas más.
Gracias por pasarte por aquí, por este blog un poco dejado estos últimos tiempos…
Detalles. Hablo, por ejemplo, de los curros creativos. Es imposible mantener a raya la brillantez y/o el talento (si los hubiera o hubiese); imposible presupuestarlos; imposible cobrar por un guión en función de las horas que le dedicas, imposible darle al cliente algo máis baratito a cambio de ser -aún- más mediocre. Se escribe como se sabe. Y, créeme, aunque a veces apetece muchísimo ser rata y mezquino porque el precio se lo merece, no te sale. Me encantaría decirle a algún productor: “oye, éste cómo lo quieres? Por 50 euros más puedo hacerlo un poquito mejor, te conviene?” Ni le conviene a él pagarme más ni me conviene a mí hacerlo peor. Ellos siempre ganan.
Todo esto venía a cuento de como presupuestas tú tu trabajo. Envidiable, realmente. No siempre se puede. Pero este sitio no está para personalizar ni para aburrir al respetable.
Sigue contando cosas. Me gusta lo que dices y como lo dices.
Cuando digo que “este sitio no está para personalizar ni para aburrir al respetable” me refiero a mis propios comentarios no a los tuyos, of course.
Lo aclaro porque el malentendido del debut me ha dejado trauma, hematoma y la seguridad tocada. Me recuperaré, espero.
De todas formas, con perdón, hay una pequeña diferencia entre “no dar importancia” y “ser un huevazos”. Eso sí, el aludido ya lo sabe.
Por otro lado, más de una vez he pensado en las “finanzas artesanas” creando una caja común o algo parecido. No cae en saco roto tu idea, no.
¿La hay? ¿la diferencia entre no dar importancia y huevazos? Ay, Julen, que eso tampoco me lo enseñaron
Miquel:
Me alegro verte de nuevo por aquí. Sé que es una forma de decirlo, pero tú, David y yo somos más perezosos que maleducados. Hacer downsizing es buena cosa para quitarse preocupaciones, pero el problema que tiene eso es que se mueve con inercia, una vez que empiezas a encogerte… no es fácil frenarlo hasta un puntito razonable, y entonces ya puedes verte en apuros. Al final es binario, o estas o no estas, y esa es la puñeta…
No, no, yo soy un maleducado perezoso, que aún hay clases Curiosa teoría, esta del increíble consultor menguante… Pienso en ello, pero no mucho que me canso ))
Yo trabajo en la Administración ante mi nula capacidad de relacionarme con el dinero de una manera medianamente coherente …. como se que no tengo arreglo, pues mejor que mi sueldo lo negocien los sindicatos …. ¡que bajo cae una! jajajajajaja
Es por darle una nota de humor a esto, aunque es verdad lo que escribo.
Miquel, tu post es inspirador y comparto muchísimo de lo que expones. Muchas gracias y un cordial saludo.
Creo que el “coste de oportunidad” de no crecer puede ser una buena inversión si a cambio se evita el tedio y se gana tiempo libre. [Soy un bloguero neófito que ha dado por casualidad con este texto buscando El sueño de la razón, pero el tema que tratas aquí es afín a algunas cosas sobre las que escribo. Te copio la cita de Einstein, que me ha venido pintiparada para lo que escribí ayer]. Un saludo.
estoy de acuerdo con miguel
Definitivamente no es de negar la importancia que logra tener el dinero en nuestra actual sociedad, la manifestaciones que ese produce en la gente, lo importante es tener las capacidades suficientes para saberlo manejar
Coincido en la importancia de planificar y organizarse.
Llego tarde?
La leche Miquel (perdón). Te imagino diseccionando una a una las posibilidades en un mapa mental seguramente dibujado en tu pizarra de tiza. Creo que no te has dejado ni una rama por desarrollar, no?
(Esta introducción, aunque suena rara, es un piropo)
Me quedo con lo de maleducado, porqué yo también lo soy.
Me di cuenta hace unos años, cuando empecé con esto del freelance/autónomo y descubrí que las cuentas aunque salían no eran lo que estaba previsto. Se veía el motivo a la legua: Mi objetivo nunca fue ganar dinero. De hecho me involucraba (involucro) en los proyectos más allá del presupuesto, y como tú, siempre acababa experimentando por mi cuenta y cargando con algo que me llenara un poquito más… Estirando el disfrute, vaya. Y creo que ese fue siempre el único objetivo.
Ahora estoy reeducándome, más que nada porqué me he montado un proyecto vital en la cabeza y voy a necesitar contar con el dinero… Pero en ese proceso aún tengo que pensar si el dinero será la solución.
El poderoso don dinero, no hay nada peor que él…