Ir al contenido


Verbo motivar

Motivándose¡¡Esta gente tiene que motivarse!!” Oído de un enésimo directivo una enésima vez.

Como verbo transitivo, motivar es causar alguna cosa, algo concreto. La otra acepción del verbo sí que aceptaría la voz “motivarse”, ya que motivar también significa animar a hacer alguna cosa. En nuestra lengua no hay más posibilidades. La motivación es para algo concreto, no es sólo una mejora de ánimo. Lo de que la gente tiene que motivarse es cantinela habitual cuando no se consigue lo que se quiere. Dar más peso al verbo reflexivo sobre el transitivo ayuda a no tener que concretar, algo que siempre parece ser muy costoso en el mundo del management.

Me inclino a creer que, en el ámbito de las organizaciones, lo de motivar es una cuestión práctica que quiere conseguir fines específicos. Aunque algún libro de management-autoayuda abogue por que todo el mundo sea feliz y esté animado en el curro (motivado sin más), es dudoso que “motivar” escuchada de un mando o un directivo se corresponda a esta acepción. Más bien, motivarse suele querer decir “animarse a hacer lo que yo quiero que se haga y de buena gana”.

Si la gente necesita motivación, algo debe causarla y hacia algo deben de ser motivada. Decir que las personas tienen que motivarse es como decir que tienen que correr ¿Hacia dónde? Ocurre que el mando vehemente que desea que la gente se motive también desea que le adivinen la intención. Incluso puede pasar que lo que quiera no es que le adivinen la intención sino que se la den bien clarita y después curren para alcanzarla. Sería bonito. Pero no va así.

En cualquier caso, la alegría con la que se trata no se corresponde con la multitud de teorías más o menos enfrentadas que sesudos psicólogos han elaborado sobre un tema que sigue padeciendo debate. Cuando ocurre eso, el concepto no está claro y hay que esforzarse en hacerlo operativo. En este sentido, la modalidad transitiva es la mejor: motivar sería “hacer algo para animar a alguien a que haga algo”. Dar para conseguir, esto es: la operación más vieja del mundo.

Parece fácil. Pero no es fácil. Ya, bueno, pero para eso te pagan. Empieza por leer las teorías sobre el tema, que molan.

Publicado en Consultoría, Equipos y personas, Organizaciones, Palabras.

Etiquetado con , , .


9 Respuestas

Sigue la conversación, suscríbete al RSS feed de los comentarios de esta entrada.

  1. Dampyr dijo

    Interesante el post…

    Estoy contigo en que cuando alguien pretende motivar (¿realmente lo pretende, o es lo que cree que quiere pretender?) lo que persigue es que “se haga lo que el quiere pero pareciendo que lo quiere la persona a motivar”… en la mayoría de los casos que conozco sucede que:

    - no se sabe lo que se pretende.
    - lo que se pretende es tan absurdo en el marco de la organización que, vaya, no cuela.

    A parte está lo del tiempo y es que se pretende motivar en un plis-plas a lo Mary Poppins (no seria mala idea entonar el supercalifragilisticoespialidoso, a ver si funciona).

    Hay un libro interesante que aborda este tema desde una perspectiva distinta:

    El mito de la motivación
    ISBN: 84-7978-657-4
    Autores: SPRENGER, R.K
    Editorial: Diaz de Santos

    En este libro el autor sugiere que no pensemos tanto en motivar como en preguntarnos qué ha pasado realmente para que la persona se haya desmotivado. También delata la relación actual entre motivar y mimar y sugiere que el directivo está en posición de exigir. El problema realmente se encuentra en que para exigir hay que dejar las cosas muy claras (expectativas, funciones, ser coherente entre lo que se dice y lo que se hace, etc) y claro… pocas veces las cosas están claras como para poder exigir nada…

    Lo dicho: supercalifragilisticoespialidoso

  2. Senior Manager dijo

    Este tema lo vivo día a día, pues no sólo debo ayudar a motivar a los demás, sino que debo motivarme a mi mismo…En relación a las empresas y al verbo motivar, te dejo mis comentarios ya expuestos en uno de mis post del mes pasado…

    ” La experiencia me ha enseñado que hay que adoptar diferentes medidas para motivar a los empleados dependiendo de la región y la cultura del lugar donde se encuentre la sucursal. En Latinoamérica, por ejemplo, existe mucho desempleo, por lo que el simple hecho de tener un puesto en una multinacional es un gran logro, en EEUU se valora más la estabilidad y la cercanía al lugar de residencia y en Europa le dan más valor a los beneficios de jubilación y al buen ambiente de trabajo. Así que cada gerente deberá tomar en cuenta estos factores.

    Los incentivos son el principal motor motivador de cualquier empresa y dependiendo de la forma en que los usemos combinados obtendremos los mejores resultados. Existen varios tipos de incentivos, los cuales son:

    Dinero. Aunque es considerado el principal motivador, no siempre es el más útil. Este incentivo es bastante complejo pues cada empleado lo interpreta a su manera. Para algunos puede significar mantener económicamente a su familia, para otros mayor capacidad de consumo. Estos incentivos no siempre ayudan a aumentar la producción y pueden ser contraproducentes cuando existe un grupo que los recibe y otro que no.

    Ascensos. Un motivador que resulta ser en la mayoría de los casos el más efectivo, pues le da al empleado una sensación de triunfo y una euforia que podría durar años. El empleado se siente competente pues su habilidad y desempeño han sido reconocidos. Incluso sin incrementos significativos en el salario es un motivador muy eficaz.

    Seguridad. Como motivador es más específico y se orienta hacia empleados cuyas características familiares lo hacen ser muy valioso. En otros casos es contraproducente, sobretodo cuando el empleado se sabe seguro que podrá estar en la organización indefinidamente siendo ineficiente.

    Afiliación. Este motivador hace que el empleado se sienta parte de algo y ayuda sobretodo en casos de enajenación temprana. Aquí se utiliza la innata necesidad de los humanos de pertenecer a algo, lo que nos impulsa a ser leales a esa organización y a colaborar con ella.

    Estima. En estos casos el principal motivador es el reconocimiento público utilizado como incentivo. Particularmente es de mucha ayuda en los casos en que no es posible la aplicación de incentivos tangibles

    Espero que a nivel empresarial esta información le sirva a alguien para sentirse motivado o para motivar a alguien más.
    Saludos
    SM

  3. Julen dijo

    Nosotros nos manejamos bastante con la SDT, la Self-Determination Theory de Ryan y Deci, quienes manejan un continuo desde la motivación intrínseca hasta la extrínseca, que nos parece muy interesante.
    Si te interesa material, comenta y te pasamos.
    Un saludo.

  4. los sueños de la razón dijo

    Dampyr, más que un mito, lo de la motivación se ha convertido en un tópico. Se le atribuyen algo así como el 50% de los males de una organización. La otra mitad se atribuyen a otro tópico: la “comunicación”.

    Gracias, Senior, por relativizar el tema. En lo de relativizar tienes razón; pero la mayoría de los motivadores que comentas son recompensas “adaptadas” a las circunstancias, excepto, quizá, la afiliación y la estima. Creo que las recompensas tienen un efecto temporal que no se puede prolongar indefinidamente.

    Julen, te tomo la palabra porque conozco la teoría, una de las más ricas, pero no aplicaciones instrumentales concretas. Esto es, no conozco experiencias de cambio basadas en esta teoría ¿Tienes algún caso? Sería interesante conocerlo.

  5. Little Bell dijo

    Vaya, vaya… mi viejo conocido el motivador y su pupilo Fonseca. Hace ya tiempo que vi este video por primera vez, y recuerdo con una sonrisa en la boca como la persona que me lo mostró, un gran amigo y compañero de trabajo, se desternillaba de risa ante mis narices.

    Me reí con él, eso es cierto, aunque no se bien si los motivos eran los mismos… quien sabe, pero mis risotadas debían quedar unas decenas de decibelios por debajo de las de él. ¡¡¡¡Que momento!!!!

    Aun así, siempre me pregunté, que motivación era, exactamente, la que el señor barbudo ofrece a tal prole de adeptos para que deseen vender tan exacerbadamente. Porque a mi parecer, lo único que les ofrece es una arenga parecida a la de cualquier héroe de película épica a la hora de hacer que sus soldados se lancen a voz en grito contra una muerte – casi – segura. Tal vez ese sea el secreto, quien sabe.

    Pero mi reacción ante tal discurso creo que sería más parecida a la de la perpleja y no tan acólita mujer, que se cuestiona, con perplejidad, que les pasa a todos los demás para dar botes como burros diciendo que van a venderlo todo.

    Quizás es que soy rarita y necesito otras motivaciones… valoro bastante más un ambiente agradable o un “por favor” y un “gracias”, que tanto griterío borreguil…

  6. adriana dijo

    bueno

Siguiendo la Conversación

  1. El semanal de anotaciones (otoño 07, 12º domingo) » los sueños de la razón enlazó a esta entrada el Domingo, 9 diciembre 2007

    [...] de gestión de Koldo Saratxaga, y La motivación la traes de casa que contrasta con mi tesis de Verbo motivar, pero que da que pensar. Puede que algún día veamos ofertas de trabajo con “se requiere [...]

  2. ¿Motivación para buscar trabajo?¿Qué es eso? (418) | Yoriento enlazó a esta entrada el Jueves, 8 enero 2009

    [...] precisamente porque el concepto se suele relacionar con muchos otros factores y contextos, y el verbo motivar pega con [...]

  3. los sueños de la razón / Horizontes perdidos (una de misterio) enlazó a esta entrada el Jueves, 18 junio 2009

    [...] Ya lo tenía. La solución es siempre simple cuando ya está ante tus narices. Por fin sabía que había pasado con la motivación. [...]



Un poco de HTML está bien

o responde a esta entrada a través de una referencia.

CommentLuv badge