Hoy me he pasado el día pensando, escribiendo, hablando y haciendo esquemas. La reserva de palabras diarias tiene un límite y, a esta hora, la aguja ya marca que el depósito está prácticamente agotado.
Cuando me pasa eso, reviso una categoría del reader que se llama “bloguearlo” y que es donde categorizo aquellas entradas que me parece interesante enlazar aquí en algún momento.
Hoy, ésta de CommonCraft me ha salvado la entrada diaria que intento mantener (del porqué quiero escribir cada día hablamos en otra ocasión, ¿vale?).
El día que la vi/leí me pareció graciosa pero hoy me ha dejado entre la angustia y el alivio si eso es posible. La angustia de ese trazo inacabable y caótico y el alivio del final de la obra. Supongo que me he visto reflejado… en el lugar del rotulador. A ver si acaba la cosa tan bien como en el vídeo.
Que lo disfrutéis.
Urbanita para toda la vida, fugado en una isla mediterránea; filósofo y letrado que mola más que psicólogo, de apellido, social que, en mis tiempos, era una especialidad. Entre tanto título genérico me quedé con un perfil polimórfico y más bien metodológico. Desde la enseñanza a la consultoría, pasando por la estadística, la creación de [...]
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