Hablamos por aquí, de vez en cuando, de liderazgo, jerarquías y directivos. Confieso que es un tema con el que suelo sentirme bastante incómodo. Especialmente respecto al tema del liderazgo, sobre el que creo que se ha escrito mucha basura para directivos en busca de soluciones infalibles, y se han diseñado una cantidad ingente de cursos que habría que calificar entre ingenuos y sinvergüenzas.
En algunos temas, la buena literatura ofrece más y mejor inspiración y consejo, aunque digerirla no sea tan fácil como la bazofia de los libros-potito para directivos. Así, sobre el papel del líder (del rey), Shakespeare escribió unas reflexiones imprescindibles tanto por la calidad de los textos como por su profundidad. Al respecto, recomiendo la visión de su obra Henry V en el formato de la película que dirigió Kenneth Branagh en 1989. Las obras teatrales de Shakespeare hay que verlas antes de leerlas, ya que sus textos se disfrutan mucho más después de verlos interpretados, que era, en definitiva, para lo que fueron escritos.
Uno de los textos más famosos de la obra de Henry V es el discurso del rey del día de San Crispín, una arenga como pocas para “motivar” a un ejército harapiento, agotado y que se enfrentaba a un enemigo que le superaba en una proporción de más de cinco a uno. Existen un montón de teorías sobre porqué el escaso, agotado y mal pertrechado ejercito inglés ganó en la batalla de Agincourt. El artículo de la Wikipedia es una gozada para quien guste de leer sobre estrategia militar, y se pueden encontrar muchas páginas donde se analiza esa batalla. Nunca sabremos qué papel jugaron en la improbable victoria las palabras del rey antes de la lucha. Pero si fueron las que Shakespeare escribió y si el rey actuó como Kenneth Branagh interpreta, algo tuvieron que ver, sin duda.
Tuve ocasión de utilizar este vídeo después de un curso sobre liderazgo que me tocó dar cuando no podía o no me atrevía a negarme a formar en según que temas. Naturalmente, este vídeo no estaba en el programa. Fue mi aportación para dejar entre los participantes algo digno de recordar. La gente lo vio en silencio y el debate posterior sobre lo que de verdad significaba el liderazgo superó con creces el resto del curso. He aconsejado el uso de este vídeo a otros colegas y para diferentes temas (valores, motivación, comunicación) y en todos los casos se demuestra que los clásicos son capaces de generar un debate que pocos profesionales del management y de la consultolabia podrán nunca siquiera imaginar.
Vale la pena analizar el vídeo, los matices de las palabras y de los gestos, los sobreentendidos que desliza el mensaje, en fin, que vale la pena verlo y volver a verlo con calma y tomando notas.
Permitidme, pues, esta versión alternativa del mismísimo Shakespeare sobre todo esto de los jefes.
Qué bien lo escribió el viejo Willie y qué fuerza le da Kenneth Branagh. Lástima que este último haya perdido el norte.
Los análisis que he leído de esta batalla se basan en la supremacía de los arqueros ingleses frente a la caballería francesa. Los franceses consideraban decisivos a sus brillantes caballeros, como había sucedido hasta entonces. Pero los ingleses contaban con sus arcos de largo alcance para frenarlos. En definitiva, la victoria se debió a la innovación tecnológica de los arqueros ingleses frente al método tradicional de la carga de caballería francesa.
Aparte de eso, maravilloso actor Kenneth Branagh.
Leí que también jugó su parte en el desenlace una excesiva confianza del ejército francés que, además, lanzó su caballería de nobles y aristócratas de manera totalmente confiada en un terreno fangoso donde los caballos avanzaban mal, cargados como iban de armaduras y protecciones. Todo el conjunto del escenario favoreció a unos ingleses que supieron aprovecharlo y perjudicó la fuerza bruta francesa que se lanzó al ataque sin táctica ni estrategia alguna. La técnica de los potentes arqueros, su posición en el bosque, fue el golpe de gracia en un conjunto de acciones bien pensadas y concertadas.
Me gustó lo de la consultolabia. Hay muchísimo de eso por ahí, haciendo un gran daño a la consultoría.
Sí, Félix, entre la consultolabia y Shakespeare ¡vaya espacio que tenemos para situarnos! ¿verdad?
Por cierto que te noto más crítico ( o quizás sería mejor decir más escéptico) últimamente. ¿No será un efecto secundario del autoempleo?
Yo no estoy autoempleado pero gano en escepticismo con la edad.
Pues no sé si será el autoempleo, como bloguero de poca fe tiendo al pesimismo guay y me va el estilo Dr. House . Pero te aseguro que contengo bastante mis críticas. En este blog, en el curro y en la vida, ya que no dispongo de la genialidad suficiente para que se me consientan (todas).
Al hilo de la opinión de FÉLIX, tengo en mente un post sobre eso llamado criticar y sobre por qué tiene tan mala prensa (todos los sinónimos de crítica son realmente malévolos: sátira, diatriba, invectiva…)
Como punto de partida habrá que empezar a reconocer que es falso, por retórico, que exista la famosa “crítica constructiva” más allá de ser la expresión políticamente correcta más frecuente. Es más, las dos palabras juntas forman una bonita paradoja.
Y es que cualquier comentario o sugerencia que pretende mejorar o cambiar algo ha de tener potencial destructivo, tiene que limpiar y desalojar para luego sustituir, reparar o modificar. Aún cuando las críticas puedan y tal vez deban emplatarse con las salsas de la educación, del respeto y hasta del cariño, no por eso dejan de tener un trasfondo terminator que es la esencia de cualquier criticismo y avance, bien en las artes o las letras, bien en la ciencia.
Por cierto, excelente vídeo¡ Y comparto tus reflexiones sobre lo malito que está el mundo de la formación para el management, y el management de la formación.
(Mira qué bien, este comentario lo utilizaré como introducción para el articulito criticón de marras)
Paradoja, sí, Yoriento, oximoron ;.) para ser exactos… lo que da de sí esa fantástica palabra…
Me apunto a una entrada sobre eso. mucho habría que escribir sobre la crítica per se, sin necesidad de aportar nada nuevo, la crítica como arte profesional, también da de sí lo suyo.
¿No creeis que hay una crítica destructiva o tóxica, y otra que, si no queréis llamar constructiva, sí podríamos definir de innovadora? Es decir, una sirve sólo para romper algo por gusto, sadismo, o por intereses más o menos claros. Y la otra destruye para construir encima algo mejor, renueva el proceso y lo hace más eficiente. También se diferencian por las intenciones: una persigue la desaparición del proyecto o perjudicar a la persona, y la otra perfeccionarlo y ayudar al otro. Los psicólogos lo llamáis feedback positivo, creo ¿no Yoriento?
Yo, que soy una persona con ganada fama de crítica, pero que puedo jurar que nunca (absolutamente nunca) he criticado con mala intención, como digo llamaría a esa crítica constructiva, crítica innovadora. Si no criticásemos lo que tenemos, seguiríamos siendo nómadas y gobernados en el marco de la tribu.
Bueno, Félix, además de la acepción negativa, son sinónimos de crítica: análisis, apreciación, comentario, juicio, opinión, y todas esas cosas son condición de innovación, sin necesidad de añadirles adjetivos. Seguro que hay intenciones destructivas, pero la crítica sólo es, entonces, el medio por el que tratan de actuar y una crítica mediada por tales intenciones será mala crítica, simplemente. Todo lo que se escribe o todo lo que se dice, puede tener calidad o ser infame, así que prefiero no usar más calificativo que el simple “buena” o “mala” crítica, y ya sabemos que el 90% de cualquier cosa suele ser bastante malo (¡dios! me vas a volver a acusar de cínico, lo veo venir).