Ir al contenido


Fijo que no

¿fijado?¿Qué le tienes que contestar a un directivo, a un empresario, cuando te hace la maldita pregunta? ¿Cuál es la estructura fija que necesito? Lo primero que me sale es decirle que ninguna, ninguna, que no es tiempo de estructuras fijas, que hay que seguir la consigna del amigo Bruce LeeBe Water, My Friend” (que le debo a Nana, en los comentarios). Con esa respuesta quedas muy guay, pero no suele servir, entre otras cosas, porque puede pasar que sin estructura fija, por ejemplo, no haya presupuesto (en la administración, pero no sólo) o porque, simplemente, es inconcebible. Además, quedas como un liberal neo-capitalista despiadado que no tiene en cuenta la seguridad que la gran mayoría de las personas trabajadoras anhelan (como si algo fijo fuese algo seguro). Sin duda, ese consejo puede significar una lapidación como se entere el personal; y uno, que siempre acaba trabajando con el personal y relacionándose con los y las currantes, pues entiende las preocupaciones sobre la estabilidad, aunque no sintonice con ellas ni con los motivos. Despide gente decía Julen. Ya, y yo no puedo estar más de acuerdo con esas ideas radicales suyas (y mías también), pero échale huevos.

Y, bueno, pues intentas llegar a un compromiso ético-pragmático y tratas de dibujar puestos de trabajo polivalentes, con competencias de aprendizaje, orientados al cambio y toda esa consultolabia. Pero sabes que para llevar acabo proyectos ambiciosos, para cambiar cuando sea necesario, el amigo empresario, el directivo, tendrá que recurrir a consultores, a gente nada fija; que la estructura fija, en pocos años, será testigo de piedra del cambio alrededor y guardianes de la estructura, claro, que para eso son la parte fija.

Quizá ésa sea la dialéctica necesaria, quizá el cambio sea cambio porque existe esa referencia fija, esa estructura imperturbable hasta que se derrumbe de puro vieja.

En fin, no medito mucho esta entrada porque quería escribirla tal cual. No es una idea ni una propuesta, es una sensación de contradicción que me preocupa porque me lleva a ofrecer soluciones forzadas. Conste que no me quejo, es mi trabajo y para eso me pagan, también por cargar con las contradicciones de las organizaciones, por hacer evidente que no hay soluciones fáciles.

Me vuelve, de nuevo, la canción de Battiato: Cerco un centro di gravità permanente

Publicado en Consultoría, Equipos y personas, Organizaciones.


4 Respuestas

Sigue la conversación, suscríbete al RSS feed de los comentarios de esta entrada.

  1. Jorge Cabaleiro dijo

    Sin duda el arte de hacer que algo funcione suave, sin que surjan contradicciones y para todos sea lo natural al mismo tiempo, es muy complicado. Además de requerir su experiencia para cada campo…

    En esas contradicciones de como llegar a algo a pesar de causas externas, siempre lo reduzco a dos opciones: servirse del entorno para conseguir lo que quieres o hacer que el entorno tienda hasta lo que quieres.

    Un libro al que cada vez le saco más provecho es “El arte de la guerra”, aunque pueda que sea por entrenar un arte marcial. :)

  2. los sueños de la razón dijo

    Puede que más que un arte, sea un imposible. Entre contradicciones y paradojas nos movemos…

  3. Félix dijo

    Muchas veces tus comentarios me hacen sonreir. Este caso es uno de ellos. :)

  4. los sueños de la razón dijo

    Pues, oye, me alegro mucho. De eso se trata, entre otras cosas…



Un poco de HTML está bien

o responde a esta entrada a través de una referencia.

CommentLuv badge